Tensión en la Frontera: El agua como nueva moneda de cambio en la relación bilateral

Ante la amenaza de Donald Trump de imponer un arancel del 5%, la presidenta Claudia Sheinbaum responde que es "físicamente imposible" cumplir con la entrega inmediata debido a la sequía y la capacidad de los ductos, aunque mantiene abierta la puerta a la negociación.

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Por Redacción
Ciudad de México / Chihuahua, 10 de diciembre de 2025

La relación entre México y Estados Unidos enfrenta una nueva prueba de fuego. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha lanzado un ultimátum al gobierno de México: la entrega inmediata de 246.6 millones de metros cúbicos de agua antes del 31 de diciembre, bajo la amenaza de imponer un arancel del 5% a todas las exportaciones mexicanas si no se cumple esta exigencia.​

El mandatario republicano acusa a México de incumplir el Tratado de Aguas de 1944, alegando que el país mantiene un adeudo histórico que afecta gravemente a los agricultores de Texas. Según Trump, el adeudo acumulado en el ciclo actual asciende a cerca de 986 millones de metros cúbicos, y exige que se libere una cuarta parte de esa deuda en menos de tres semanas.​

La respuesta de Palacio Nacional: "No es falta de voluntad, es física"
Desde su conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo respondió con firmeza pero con un tono conciliador, descartando la posibilidad de cumplir con los plazos exigidos por la Casa Blanca debido a limitaciones técnicas y climáticas.

"No es un tema de falta de voluntad política, es un impedimento físico. El tamaño del ducto y la infraestructura actual no permiten entregar esa cantidad de agua en tan poco tiempo", explicó la mandataria mexicana.​
Sheinbaum argumentó que el incumplimiento en los pagos de agua no es una omisión deliberada, sino consecuencia de la "extraordinaria sequía" que azotó al norte de México durante 2023 y 2024, una condición que el propio Tratado de 1944 contempla como causal para diferir las entregas al siguiente ciclo quinquenal.​

Negociaciones contrarreloj
A pesar de la negativa a la entrega inmediata, el gobierno mexicano ha intensificado las negociaciones. Autoridades de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) mantienen reuniones virtuales de emergencia con sus contrapartes estadounidenses para evitar la imposición de los aranceles.​

La estrategia de México se centra en:

Defender el consumo humano: Sheinbaum ha dejado claro que cualquier acuerdo debe priorizar el abasto para las poblaciones fronterizas y los agricultores mexicanos antes de ceder agua al vecino del norte.​
Coordinación estatal: Se ha establecido una mesa de trabajo con los gobernadores de los estados tributarios del Río Bravo, incluyendo Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, para evaluar la disponibilidad real de las presas sin comprometer el ciclo agrícola local.​
El contexto del Tratado de 1944
El conflicto revive las tensiones históricas sobre el Tratado de Aguas, que estipula que México debe entregar agua del Río Bravo a Estados Unidos en ciclos de cinco años, mientras que recibe agua del Río Colorado. Sin embargo, la crisis climática ha complicado cada vez más el cumplimiento de estas cuotas, convirtiendo al agua en un recurso estratégico y, ahora, en un arma de presión comercial por parte de la administración Trump.​

Mientras el reloj avanza hacia la fecha límite del 31 de diciembre, la incertidumbre crece en el sector exportador y agrícola de la frontera norte, que observa cómo el agua podría convertirse en el detonante de una nueva guerra comercial.

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